26.1.12

La vigésimo cuarta no tiene la culpa

La verdad, yo estaba tratando de escribir hace mucho tiempo sobre la culpa.
La verdad, nunca siento culpa de nada.
La verdad nunca me siento culpable, más bien, me siento responsable de mis actos y la mayoría de las veces me hago cargo.
La verdad, yo estaba pensando en que nunca podría escribir sobre la culpa, porque la verdad nunca me había sentido culpable. Pero bueno, llegó el momento.
La verdad, el sentimiento de culpa es peor que cualquier otro sentimiento porque es todos en uno, es como que te sentís culpable y por eso estás angustiado y te sentís excluido de la vida y te sentís como en un spotlight en el que no querés estar.
La verdad, es que uno se siente culpable porque a uno lo hacen sentir culpable de algo. Uno entonces, tiene ese sentimiento porque otro se lo infringió. Me explico? Y si no me explico, qué mierda me interesa... no me voy  sentir culpable.
La verdad entonces, es que el sentimiento de culpa es algo como imaginado por uno mismo, como: "qué culpable me siento". Es ahí cuando uno debería empezar a sentirse responsable de sus actos y por supuesto hacerse cargo, si a uno le parece razonable... pues claro, uno hace lo que quiere con su culpabilidad.
La verdad, es que uno puede hacer sentir culpable al otro por haber hecho que uno se sienta culpable. Eso... sí y sólo si el portador de la culpa primaria tiene la suficiente retórica.
Sino, válgalo el mismísimo Demonio.

http://www.youtube.com/watch?v=Zeg0lsrcs6w
MATATE QUE TE DEDIQUEN ESTA CANCIÓN.

5 comentarios:

  1. La vigesimo cuarta, si tiene la culpa. Pero es esa culpa rara que uno no quiere tener y que no tiene porqué tener, pero la tiene y es embolante, porque es una combinación de sentimientos y no siempre se puede hacer algo al respecto. La onda es tratar... O por lo menos yo trato de no hacer cosas por las que me vaya a sentir culpable.
    Y si, que nunca te dediquen esa canción...

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  2. Deberías sentirte culpable de sentir culpa. Te dejo algo del bigoton que tenía sífilis.

    Todos los instintos que no se desahogan hacia fuera se vuelven hacia dentro -esto es lo que yo llamo la interiorización del hombre: únicamente con esto se desarrolla en él lo que más tarde se denomina su “alma”. Todo el mundo interior originariamente delgado, como encerrado entre dos pieles, fue separándose y creciendo, fue adquiriendo profundidad, anchura, altura, en la medida en que el desahogo del hombre hacia fuera fue quedando inhibido. Aquellos terribles bastiones con que la organización estatal se protegía contra los viejos instintos de la libertad -las penas sobre todo cuentan entre tales bastiones- hicieron que todos aquellos instintos del hombre salvaje, libre, vagabundo, diesen vuelta atrás, se volviesen contra el hombre mismo. La enemistad, la crueldad, el placer en la persecución, en la agresividad, en el cambio, en la destrucción -todo esto vuelto contra el poseedor de tales instintos: ése es el origen de la “mala conciencia”. El hombre que falto de enemigos y resistencias exteriores, encajonado en una opresora estrechez y regularidad de las costumbres, se desgarraba, se perseguía, se mordía, se roía, se sobresaltaba, se maltrataba impacientemente a sí mismo, este animal al que se quiere “domesticar” y que se golpea furioso contra los barrotes de su jaula, este ser al que le falta algo, devorado por la nostalgia del desierto, que tuvo que crearse a base de sí mismo una aventura, una cámara de suplicios, una selva insegura y peligrosa -este loco, este prisionero añorante y desesperado fue el inventor de la “mala conciencia”.

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  3. Qué son estas bellas palabras?
    Me encantan, me cambiaron.
    Gracias!

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  4. ¡Nietzsche!


    Realmente la culpa es peor que cualquier otro sentimiento. Es sumamente destructivo, sobre todo si la culpa es hacia nosotros mismos. Es tan nocivo y tóxico para el alma porque como dijiste, reúne muchos otros sentimientos. El odio forma parte de la culpa, si culpamos a alguien puede que sintamos odio, en mayor o menor medida, pero odio al fin. Y si el caso es sobre nosotros, y tenemos odio hacia nosotros mismos, es aún peor. La culpa se hace insoportable.

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Comemocos